Botillería El Cascabel: Angelitos y Cariñitos
Hoy me he vuelto a enamorar.
Siento verdadera pasión por los bares de tapas con personalidad. Lugares y personas que van de la mano en la misma dirección. Sitios en los que sentirse a gusto sin miradas furtivas, sin postizos. Productos ricos, sanos y de calidad, tratados con cariño y con esmero, envueltos sin adornos insípidos.
Eso es lo que he encontrado en la Botillería El Cascabel, en la esquina entre Baltasar Gracián y Corona de Aragón.
Un pequeño local con techos muy altos, decorado con latas y accesorios de los años 50. Sí, ese tipo de decoración que está tan de moda ahora mismo. Pero con la gran diferencia de que en El Cascabel la decoración parece de verdad, parece una tasca de antaño, una botillería de las de antes, sin serlo en realidad, puesto que el bar lleva tan sólo abierto un año y medio.
Y en ese año y medio, pocas veces encontrarás buen sitio, se llena hasta arriba. Vale, sí, es fácil llenarlo porque es pequeño, pero ¿todos los días? Algo tendrá, ¿no?
Vermutero casero se ha decidido por un Angelito al Momento: salmuera sobre pan con tomate (1,50€).
Y yo he pedido un Cariñito: un montadito de salmuera con crema de queso azul y dulce de membrillo (2€), que estaba ¡delicioso!
En El Cascabel encontrarás tapas y montaditos con nombres tan sugerentes como Valentina, Oslo, Santurce, Cremosito, Donosti o Beso Castellano, además de raciones y medias raciones de buenos embutidos. Cuando entres por primera vez, pide tu bebida y tómate tu tiempo buscando entre todos los carteles que están pegados por las paredes… imposible que no sonrías.
¿Qué ambiente hay? ¿Qué gente se acerca al Cascabel? Desde parroquia de la zona, ya sabes, señores mayores que hacen la ronda todos los días y arreglan el país con un vino en la mano, hasta jóvenes en busca de un montadito barato, pasando por todos los amantes del vermú torero y los buenos salazones.
Ya sé dónde voy a ir el próximo Vermú torero.
Botillería El Cascabel. Baltasar Gracián, 29. Zaragoza (Plaza San Francisco)