El Granero de Teruel
No había oído nada de este bar hasta que hace un par de años ganó el concurso de tapas de Zaragoza con un panecillo relleno de rabo de toro que salió en el periódico y en todas partes. Lo fui dejando, dejando… hasta que hace unas semanas pasé por allí con la vermutera mayor y no nos pudimos resistir. Fuimos a darlo todo un jueves por la mañana.
El Granero de Teruel pasa totalmente desapercibido, y más ahora, que el edificio está con andamios. Es un bar de lo más normal del mundo, con pinta de cafetería. Vamos, que si no sabes lo que hacen, no entras. Y anda que no merece la pena entrar… Así, de primeras, te reciben con una sonrisa de oreja a oreja, y una educación impecable. (Aquí hay nivel, pensé). Era un poco pronto, pero la barra ya estaba bien surtida: había unas 10-12 tapas muy bien colocadas, apetecibles todas.
Yo me fui directa a por el panecillo famoso, y mi madre, la vermutera mayor del reino, que ya lo había probado, se fue a por la berenjena gratinada. El panecillo, así, de primeras, es un poco feo, no es de esas tapas que entran por los ojos, pero ¡ay! cuando entra por la boca… delicioso. La amable camarera (y creo que dueña), me dijo que lo partiera en cuatro y posara encima la gelatina hecha con el caldo para que se fuera fundiendo lentamente. Me encantó: sabores de siempre metidos en un pan. La berenjena, como debe ser, estaba muy bien especiada, y con una salsa de tomate buenísima. El plato se quedó listo para volver a usar.
Probamos también una crêpe de queso y arándanos con pimiento rojo confitado que estaba muy rica, y el éxtasis nos llegó con la patata: una patata cocida con una tira muy fina de panceta, castañas confitadas y virutas de foie. Una delicia para los sentidos.
A las vermuteras nos encantan las castañas en todas sus versiones, crudas, asadas, pilongas y las usamos en guisos también. Así que esta patata de El Granero nos llegó pero bien. Hay muchos bares que, o bien por encarecer las tapas, o por parecer más modernos, echan las virutas de foie a cualquier cosa y de cualquier manera. Pero en El Granero de Teruel no, saben cuándo y cómo añadirlo, con la sal justa. Deliciosa.
En total, las cuatro tapas y dos cañas nos costó 13,30€. Sí, las tapas son caras, pero lo merecen. De verdad, merece la pena ir a darse un homenaje de vez en cuando. Sí es un bar al que ir de propio.
¿Volveremos? Seguro. No tan a menudo como a otros, pero sí.
El Granero de Teruel. Paseo de Teruel, 15. Zaragoza