La Bodega del General
Uno de los grandes clásicos de Zaragoza, tascaza donde las haya, bareto, taberna, garito, antro… cualquiera de estos sustantivos le va bien a la Bodega. Un local que lleva más de 40 años abierto y que poco ha cambiado desde entonces, desde su puerta sospechosa, que parece que vas a entrar a un tugurio ilegal, hasta sus calendarios picantes de taller, su “ropa tendida” (los embutidos), y su buen olor a plancha. Siempre que vamos está lleno y me alegra un montón ver que se van incorporando nuevas generaciones de chavales de 20 años a probar la patata asada.
Estuvimos un viernes lluvioso de primavera, ni un alma por la calle, y la Bodega del General llena, entre paraguas, personas y patatas asadas, allí no cabía un alfiler. Como siempre, una caña bien grande y patatas para dos, seamos los que seamos, porque esa ración es tremenda. Tremenda de grande y tremenda de buena: cremosa, con ese toque justo de sal, y ese aroma de vinagre que la hace tan… ¡tremenda!
Y claro, hay que acompañarla, ¿con qué? Pues tienes muchas opciones, desde ensalada con tomate y bonito y cebolla, hasta sardinas asadas o una de las apuestas más lights del local: el superbocata de panceta. Lo siento, pero no me atrevo. Me conformo con un par de torreznos. Es un bocata bastante majo con el pan abierto por la mitad, sin llegar a abrirse del todo, con tomatico untado y bien de panceta o papada a la plancha. A la gente le gusta bastante, pero yo me quedo con uno de los platos que más me gustan de La Bodega del General: las madejas. Madre míaaaa, qué cosa más buena. El último día había tortas entre los cuatro que estábamos para coger los dos últimos trozos. Pequeñita, bien frita, muy crujiente y muy, muy sabrosa. De las mejores que me he comido por ahí.
Un local sencillo, sin pretensiones, pero que ha conquistado y sigue conquistando los estómagos de los zaragozanos, por la plancha y por las patatas. ¿Hay quién dé más por menos?
¿Volveremos? Siempre, pero que no sea sábado, que no hacen las patatas asadas.
La Bodega Del General. Catania, 5. Zaragoza. Zona San Francisco.
Pero qué madejas!!! hacia tiempo que no probaba una cosa tan rica…
Y aunque la patata asada nunca ha sido santo de mi devoción, he de reconocer que en este sitio estaba muy muy rica, vamos, que me comí hasta la piel.