Algo Más: nunca falla

Nunca falla el Algo Más. Por lo menos, a nosotros no nos ha fallado nunca. Vamos allí de vez en cuando, casi casi desde que empezaron hace unos 10 años. Local coqueto, muy limpio, y muy chulo. Con un techo altísimo, paredes rosas y una lámpara enorme que parece una araña.

Carlos, su dueño, es un chico muy atento (y muy mono) que lleva la barra fenomenal. Siempre te atiende con una sonrisa y da la sensación de ser de tu familia, siempre dispuesto a explicarte cómo hacen las cosas, qué lleva cada tapa, y a darte sus mejores recomendaciones, tanto de comer como de beber.

Lo que más me gusta del Algo Más son, sin duda alguna, las ma-ra-vi-llo-sas albóndigas. Unas pequeñas bolitas de carne hechas con un mimo especial y una salsa naranja un pelín dulce que está para comer en vaso con cuchara. Y por si fuera poco, las acompaña con un pan espectacular de buena costra crujiente y buena miga esponjosa. Reconozco que las hemos intentado hacer en casa y, aunque nos hemos acercado, no llegamos a ese nivel.

El arroz negro también está excelente, en su punto justo de cocción. Esto lo pido menos veces, porque el vermutero casero los borda. Al principio pedía muchas veces la morcilla rellena de foie y rebozada con sésamo, pero ahora hace mucho que no la pido, no sé por qué.

Como buena fan quesera, me gusta mucho la tapa de queso radiquero con mermelada de violeta. Es diferente, sencilla y está buenísima.

La mejor hora para ir es al mediodía, yo casi nunca voy al Tubo por la noche, se monta mucho jaleo y no estoy a gusto. Me gusta llegar con el bar casi vacío, y si hace buen tiempo, sentarme en la mesa alta de fuera, con mi albóndiga, mi pan, mi caña y mi cigarro. Felicidad. (Sí, sobra el cigarro, lo sé)

¿Volveremos? Es uno de mis bares de tapas favoritos de Zaragoza. Siempre.

Algo Más. Estébanes, 2. Zaragoza. El Tubo